Los que van a morir dejan fotos, libros,
alianzas de boda entre cajas y hermanos. La memoria de uno no es mejor que el
silencio y quien tira guarda su trascendencia. Los que vamos a morir más tarde,
revolvemos el mundo y hacemos del peso y de lo leve una filosofía de casa. El
actor sabe del instante de la escena, el cronista distingue la historia entre
los bártulos. ¿Qué rescata el astrónomo de las piedras de la casa de su
infancia? ¿De qué prescinde el artesano? ¿Acaso busca el alcohólico la copa del
olvido? Nadie reza, pero dan ganas con tanto rosario y estampita, por el aire
al primer viento que uno respira y creyente o no se deja arrastrar por el
deseo. ¿Estás ahí? Los padres se fueron y no hay religión sino la intimidad
fraterna, la comunión del silencio.