¿Sabrías modelar tu alma para que abrace lo uno sin dispersarse?
¿Sabrías armonizar tu respiración y volverte tan suave y dúctil como un recién nacido?
¿Sabrías purificar tu visión interior para que quede libre de defectos?
¿Sabrías amar a todos los hombres y gobernar tu vida a través de la no-acción?
¿Sabrías abrir y cerrar las puertas del cielo como una mujer?
¿Sabrías penetrarlo todo con tu claridad y pureza interior sin recurrir al intelecto?
Engendra y alimenta, produce sin apropiarse, obra sin pedir nada a cambio, multiplica sin gobernar ...
Así es la virtud primigenia.
Así es la virtud primigenia.
Lao Tse