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10 de mayo de 2015

La vida era silencio ...

Eran tiempos absortos. Eran tiempos de interrogar la noche, abriendo el cielo. Hasta cuando dormías me inclinaba, deslumbrada, a tu sueño. Hasta cuando llorabas, bendecía la gracia de estrecharte contra el pecho. Además -déjame que te lo diga así, casi en secreto- cuando se está muy solo atemoriza vivir, seguir viviendo. Y yo no concebía la existencia sin tu pulso pequeño. Fue siempre hermosa, hijo, la certeza de que sin ti la vida era silencio.
Ana Emilia Lahitte