Las recorro una por una. Colección del pasado. Conmovedor. Exasperante. Módico. Comparecen padres, abuelos, hermanos. Amigos que murieron leales. Otros que traicionaron en vida. Amores y desamores, pero sobre todo un largo y definitivo amor. Gobernantes y gobernados. Aparecidos y desaparecidos. Rostros de la tortura. Ojos de los verdugos. Horribles. Presencia de los ausentes. Muros con exigencias, con denuncias; otros con homenajes. Árboles y más arboles. Y el mar, bendito mar. Barcos que no volvieron ¿Seguirán con su escolta de delfines? Nostalgia de un ensueño. Planicie del rotundo despertar. Y el mar, el mar de nuevo. Con nubes que lo techan. Y gaviotas, las mías, las que saben mi nombre, por supuesto es mentira, pero ¿no sería maravilloso que sus alas tan lisas volaran para mí? Foros de un palacete junto a un pobre tugurio. La reina de belleza abrazando a un mendigo. Y el mar. Ahora mismo confirmo, juro, asumo ante el espejo, que agregaré más fotos con el mar, este mar mío.
Mario Benedetti