Para tener labios atractivos, habla con bondad. Para tener
ojos hermosos, busca lo bello en las personas. Para tener una figura delgada,
comparte tus alimentos con los pobres. Para tener un pelo cautivante, deja que
un niño o niña lo acaricie una vez por día. Para caminar con aplomo, hazlo con
la certeza de que nunca caminas sola. Las personas, más aún que las cosas,
deben ser restauradas, renovadas, revividas, revalorizadas y redimidas: nunca
deseches a nadie. Y recuerda: si alguna vez necesitas una mano, encontrarás una
al final de tu brazo. A medida que envejezcas descubrirás que tienes dos manos:
una para ayudarte a ti misma, otra para ayudar a los demás.
Audrey Hepburn