Los días niños
cantan en mi ventana.
Las casas son todas de papel y van y viven las
golondrinas doblando y desdoblando esquinas.
Violadores de rosas. Gozadores
perpetuos del marfil de las cosas.
Ya tenéis aquí el nido que en la más ardua
grúa se os ha construido.
Y desde él cantaréis todos en las manos del viento.
Mi
vida es un limón, pero no es amarilla mi canción.
Limones y planetas en las
ramas del sol cuántas veces cobijasteis la sombra verde de mi amor.
La primavera
nace y en su cuerpo de luz la lluvia pace.
El arco iris brota de la cárcel y sobre
los tejados mi mano blanca es un hotel para palomas de mi cielo infiel.
Gerardo Diego