Porteño invierno tan puntual, regresas una y otra vez no sé desde qué mundo austral para llevarme a algún país en donde el frío mas glacial se viste siempre con el gris; en los vapores de tu alcohol me empaña el alma y el cristal y ya no puedo ver el sol. Invernal, presiento tu sabor frutal igual a mi tristeza, igual, que quiere abrirse en flor y es cuando todo duele sin saber por qué y es cuando descubrimos siempre lo que nadie ve, cuando sabemos bien que para bien o para mal llevamos en la piel un algo de invernal. Invernal, como la realidad de quien se queda con su adiós final después de ver partir el tren, como una vida sin niñez, como un domingo en la ciudad con pesadumbre de ciprés, como esas gotas de dolor de nuestra cruda tempestad cuando lloramos por amor. Invernal, porteño invierno como vos soporto un frío cruel, atroz, mi propia soledad.
Eladia Blázquez