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10 de agosto de 2015

Consolación del poeta ...

Puedo evocar sin dolor aquel romance extinguido. No hay amor como el amor de un idilio interrumpido. Todo en la vida traidora tiene un ocaso en su historia y haber vivido una aurora sin ocaso, es una gloria. Hablemos, pues, dulcemente de aquellas horas divinas y sin doblegar la frente ni llorar sobre sus ruinas. ¿Te acuerdas? Aquel estío fue propicio a mis canciones y vibraba el verbo mio como un haz de corazones. Cuántas veces, de los celos en el áspero amargor, hice de mi canto velos para esconder mi dolor. Y cuántas, en los delirios ardientes que desesperan te puse bajo mis lirios para que otros no te vieran. Todo acabó sin morir y murió sin acabar, porque no supo vivir o porque quiso expirar. ¿La razón? No la busquemos, es necio hurgar en lo arcano, lo quiso Dios, respetemos su designio soberano. Y pensemos solamente al mirar hacia aquel lado, que un amplio sol sin poniente nos ilumina el pasado.
Belisario Roldán