Él se esfuma cerca y se ausenta a gritos, siente que su
labio le roza el oído. Luego se estremece de solo pensarla y frente a un
suspiro desarma su alma. Ella lo acaricia, lo abraza a su mente; luego lo
abandona repentinamente. Lo imagina suyo, lo desea ausente, se estremece cerca,
lo aborrece oculto. Él la sueña suya, pero no consigo; quiere cobijarla, pero
luego piensa. Se separan luego, y siempre se unen. Es el pensamiento un puente
y un túnel. Cuando los aleja se vuelve rojizo cuando los fusiona es luz al
oscuro. Ella no se entrega pues teme perderlo, y es tanto su fuego cuando la
desborda que se siente ajena. Él la intuye frágil, la besa y la observa con sus
ojos dulces que irradian rocíos. Ella no lo mira, le teme a esos ojos, le huye
al vacío de su desencanto. Él la quiere libre, ella quiere aire y es entre sus
brazos donde el miedo arde. Son en sus caricias donde sienten dicha y son sus
palabras las que los contienen. Es su aliento inundando su boca y su boca
besando sus labios, son sus ojos rozando su oído y su oído palpando sus pasos.
Insaciables espacios de tiempo, que al unirse se olvidan de todo. Es la magia,
es la vida, es la nada. Es el fuego y el aire. Destino.
Solcito