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10 de enero de 2012

Vacaciones ...

Pasadas las Fiestas ... todo apunta a salir del circuito del trabajo para en­trar en el otro, el del vacacionar como se debe, como se quiere o como se puede. Es habitual hablar del cansancio, pero no existe "un" solo tipo de can­sancio, hay cansancios por lo mucho que se hizo y otros por lo poco que se hizo; cansancios por haber trabajado demasiado o por haber disfrutado lo suficiente de la vida durante el año. Existen cansancios que piden "hacer nada" y otros "hacer distinto"; de allí que algunos se tiren a tomar sol como lagartos y otros escalen el Aconcagua en los días de vacaciones. El diseño de las vacaciones merece hacerse de acuerdo con el cansancio de cada uno. Si el cansancio es por tener una agenda pesada, no tiene sentido ir de vacaciones para cumplir con el "manual del vacacio­nador" que exige actividades rígi­damente pautadas. El lugar elegido será importante, pero mucho más lo será el espíritu con el que se encaren las vacaciones para, realmente, descansar y no simple­mente salir de la ciudad y seguir haciendo lo mismo de siempre, pero en otro formato o en un paisaje dife­rente. Durmiendo la siesta bajo un árbol, haciendo asados con amigos, surfeando bravas olas, mirando una puesta de sol o mate, bizcochitos y pelopincho en el patio de casa, que el descanso llegue respetando nues­tro espíritu y que nos ayude a vivir mejor, sin traicionar lo que somos y lo que sentimos.
Miguel Espeche