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20 de agosto de 2011

Los niños ...

Tus hijos no son tus hijos, son hijos e hijas de la vida, deseosa de sí misma. No vienen de ti, sino a través de ti. Y, aunque estén contigo, no te pertenecen. Puedes darles tu amor, pero no tus pensamientos, pues ellos tienen sus propios pensamientos. Puedes abrigar sus cuerpos, pero no sus almas, porque ellas habitan en la casa del mañana que no puedes visitar ni siquiera en sueños. Puedes esforzarte en ser como ellos, pero no procures hacerlos semejantes a ti, porque la vida no retrocede ni se detiene en el ayer. Tu eres el arco del cual tus hijos, como flechas vivientes, son lanzados. El Arquero ve el blanco en la senda del infinito y te doblega con su poder para que su flecha vaya veloz y lejana. Deja, alegremente, que la mano del Arquero te doblegue, porque así como Él ama la flecha que vuela, ama también el arco, que es estable.
Khalil Gibrán